Este año teníamos muchas ganas de probar las pistas con L pero unas donde pudiéramos tirarnos con trineo, donde las zonas de niños no te costaran un riñón y que no estuvieran masificadas.
De momento no ha mostrado interés por ponerse unos esquís, pero si vierais como domina el trineo. Coge unas velocidades que a mi me dan micro infartos.
Pero últimamente, con dos peques tan aventureros estamos aprendiendo a hacer actos de fe (Ja,ja). Es decir, dejarles vivir y experimentar con los límites de su propio cuerpo con una fe absoluta en ellos y sus posibilidades.
No os voy a engañar, tengo micro infartos cada minuto y medio pero he de reconocer que son capaces de hacer muchas más cosas de las que creía. Y de hacerlas bien y sin peligro.