MATERNIDAD NO RECONOCIDA
Está lloviendo, un día más está lloviendo pero hoy no me importa, porque así disimulan mis lagrimones de esta maternidad no reconocida.
Llevo muchos días seguidos sin dormir y casi dos años durmiendo unos 3, 4 días a la semana. Me duelen los ojos, la cabeza y el corazón porque acabo de gritarle y decirle a un bebé de año y medio que me está consumiendo.
No es cuestión de felicidad, es cuestión de agotamiento.
Sigo caminando y pienso en tomarme el café que tanto necesito pero vuelven a asaltarme las lágrimas cuando caigo en que si quiero paz de mi guaponsito voy a tener que ponerle un dibujo en el móvil y no soporto hacerlo.
Quiero ser una buena madre pero hoy no tengo fuerzas y es el mantra que me repito últimamente, día tras día.
No es cuestión de felicidad es cuestión de culpabilidad.
Necesito ese café así que entro en el bar y pido uno muy corto ya que N siempre acaba bebiendo un poco. Pongo los dibujos, me traen el café y guaponsito alarga la mano, coge el café y sin querer me lo tira encima.